Cuerpo, límite, traza, máquina abstracta
Jean Luc Nancy en 58 Indicios sobre el cuerpo, escribe: “El cuerpo es más que una forma, una linea o una materialidad física, es un devenir. Un cuerpo no está vacío. Está lleno de otros cuerpos, pedazos, órganos, piezas, tejidos, rótulas, anillos, tubos, palancas y fuelles. También está lleno de sí mismo: es todo lo que es”.
Siendo lo que es, el cuerpo es extensión expresiva de sí, observado desde el punto de vista de la prótesis, se trata de una exterioridad ejecutante, performativa, extensiva, fluctuante. El cuerpo, escribe Gabriela Balcarce, se instala en el territorio de lo derivado, “la copia, lo desviado, por imperfecto o no adecuado respecto del ideal: los cuerpos, las mujeres, los animales, las máquinas y otras alteridades, que hicieran peligrar la estabilidad (bebaios) de los conceptos”.
“Los cuerpos son diferencias. Por consiguiente, son fuerzas”, escribe Jean Luc Nancy. Después continua: “Un cuerpo es inmaterial. Es un dibujo, es un contorno, es una idea”.
Todas estas citas hacen aparecer algo del contorno desdibujado de los cuerpos, su porosidad, la imposibilidad de ser contenidos o de-limitados. Entonces los cuerpos siempre están en tensión con otras externalidades y dispositivos. Los cuerpos también se materializan e inmaterializan en si mismos, por tanto podríamos concebirlos como constructos híbridos de materialidades diversas. Los cuerpos en sí son heterónomos. Esto los sitúa ya como potencia diferenciada en relación a un pensamiento mecanicista o a un algoritmo. Puede supeditarse a ello pero siempre en vía limitativa. En palabras de Nancy: “El cuerpo es una envoltura: sirve, pues, para contener lo que luego hay que desenvolver. El desenvolvimiento es interminable. El cuerpo finito contiene lo infinito, que no es ni alma ni espíritu, sino el desenvolvimiento del cuerpo”.
Si continuamos en esta línea de pensamiento, encontramos una relación entre esta noción extensiva del cuerpo, y el concepto de prótesis como expresividad, como desborde. Y es esta imposibilidad lo que posibilita, por tanto, también, cierta tecnología de desplazamiento hacia espacios virtuales en los sentidos del imaginario y de las tecnologías digitales.
Usa prótesis para ello, físicas pero también impalpables. En palabras de Balcarse: “la prótesis no es una nueva naturaleza, es una tecnología de inscripción”. Sabemos que su estar genera huellas, expresiones y estancias, así como movimiento y traza. Esta expresividad, dice Balcarse, “ese cuerpo, lejos de presentarse como una pura presencia, desafía los modos fenomenológicos del darse” . Añadiría, de entregarse y percibirse, conectarse o leerse en vínculo con otras materialidades también no humanas.
Esta vinculación entre humano, cuerpo, prótesis, tecnología, medio vuelve a esta máquina de vínculos una hibridación de cuerpos y otras materialidades, no humanas en términos físicos, pero humanas en términos de injerto y prótesis de ellos mismos.
La idea de la construcción de artefactos a través de dramaturgias maquinales es poner en juego esos cuerpos y sus extensiones en su total o desmarcada materialidad e inmaterialidad en posiciones que podrían generar una inscripción virtual, y que esta cuando sucede no es conectiva, en el sentido de lo expuesto por Bifo Berardi de la transparencia generada por la conectividad, sino la rugosidad generada por esos cuerpos en tensión de diferencia. Para Franco “Bifo” Berardi, “la transición conectiva está transformando las condiciones de la proxémica social, es decir, la organización de los cuerpos en el espacio. A medida que los medios de comunicación transforman la manera en la que las personas interactúan, la disposición de los cuerpos en el paisaje urbano cambia”.
Desde esta perspectiva encontramos que dichos cuerpos pueden tener distintas posiciones dentro de una ecología medial. Pueden estar en conexión mecánica, produciendo algoritmos que se repiten y que hacen un modo de interacción des-subjetivante, o por otro lado, habitar una ecología medial desde la tensión que produce un cuerpo y no un diseño.
Estos cuerpos no diseñados sino concebidos como expansiones híbridas se pueden caracterizar en el sentido en que Marcela A. Fuentes está pensando la agencia de dichos cuerpos, cuando escribe que estos cuerpos interactúan generando dramaturgias, donde “construyen en tándem derivas entre el ‘adentro’ y el ‘afuera’ y construyen desarrollos de relatos o poéticas (contenidos) que se expresan (dramaturgia) en un despliegue que posibilita la participación de los devenidos jugadores-espectadores”.
En este mismo sentido, si volvemos a la concepción de cuerpo de Jean Luc Nancy, aparece esta definición: “Diferentes, los cuerpos son todos algo deformes. Un cuerpo perfectamente formado es un cuerpo molesto, indiscreto en el mundo de los cuerpos, inaceptable. Es un diseño, no es un cuerpo”.
Al hacer un giro conceptual entre la noción de cuerpo entendido desde esta perspectiva y la noción de maquinal, encontramos que para algunos artistas, justamente en el campo de la digitalidad se posibilita una nueva re-interpretación y producción expandida de la noción de corporalización y por tanto la potencia de creación de dichos espacios a través del arte performativo intermedial. Lo que nos da la oportunidad de pensar en una ecología medial donde sea posible generar trazos, nodos, lugares que son cuerpos expandidos en sus injertos, prótesis y extensiones, pero que no están supeditados a un dispositivo pre-figurado sino que de alguna manera agrietan o generan las llamadas máquinas abstractas en su accionar, recorrer, habitar los artefactos que he llamado dramaturgias maquinales en los modos e que para Deleuze y Guattari se conforman las máquinas abstractas:
Seguir las plantas: comenzar fijando los límites de una primera línea según círculos de convergencia alrededor de singularidades sucesivas; luego ver si en el interior de esa línea se establecen nuevos círculos de convergencia con nuevos puntos situados fuera de los límites y en otras direcciones. Escribir, hacer rizoma, ampliar nuestro territorio por desterritorialización, extender la línea de fuga hasta lograr que englobe todo el plan de consistencia en una máquina abstracta.
Si tomamos este concepto de máquina abstracta para crear metodologías de creación de dramaturgias maquinales encontraremos que es posible enmarcar dichas dramaturgias dentro del campo de la ecología medial. En específico, en relación con los campos de la performatividad de la digitalidad, en el adentro y el afuera, en su remediación e hipermediación como expresividades estéticas que son agenciadas, activadas de forma no lineal por cuerpos prostéticos que en conjunto construyen tramas multimodales, rizomas, injertos, movimientos y acciones en un campo amplio y en trazos conjuntivos que generan nudos-lugares desde donde los vínculos no son conectivos sino abiertos. Una forma de hacer máquina desde el arte dramatúrgico expandido a la posmaterialidad posible dadas las condiciones actuales de desarrollo digital y tecnológico.